6 de junio de 2010

Pasándome a la nube

Después de varios años oyendo que todo iba a estar permanentemente conectado y que los terminales (televisores, teléfonos, ordenadores personales, etc) serían de nuevo "tontos" -ya que su única función sería conectarnos a la red donde tendríamos todos los datos y todo el software-, parece que efectivamente estamos más cerca que nunca de ese modelo.

Por mi parte, estoy convencido que en unos pocos años esta será absolutamente la manera más eficiente, cómoda y rentable de relacionarnos con la información, por lo que desde hace unos pocos meses estoy intentando "nubeizarme" a marchas forzadas. Todo empezó con el penúltimo cambio de móvil. Aunque mantenía todos los contactos en el Outlook estaba aburrido de tener que pegarme con los distintos softwares de sincronización cada vez que cambiaba de teléfono. Así que esta vez (y tras varias piruetas de export e import) llevé toda mi agenda a Google Contacts. No es tan cómoda como Outlook, pero es una maravilla tener un repositorio único de información al que accedes desde diversos dispositivos y sin tener que preocuparte de que dicha información se pierda o borre. Además, se sincroniza perfectamente con el iPhone. Sí, sin duda hay riesgo de que Google quiebre, se incendien sus servidores o borre mis datos por error, pero creo que cualquiera de esas opciones es mucho menos probable a que yo pierda o fastidie el ordenador/móvil/copia de seguridad.

Por supuesto, el siguiente paso era migrarme a Gmail. Como siempre he mantenido vivo a mi pequeño geek interior, tenía una cuenta en cuanto conseguí una invitación hace años, pero realmente nunca lo había utilizado. Ahora lo utilizo como correo personal (lo que no es novedad porque Hotmail ya era correo en la nube) pero también, con el correo del trabajo. Debo decir que no me he terminado de hacer; aunque algunas cosas son mejores que en el Outlook, para mí le falla un poco todavía la usabilidad. Evidentemente, como el plan era abandonar el Outlook, también utilizo Google Calendar, que para mí es el más flojo de la trinidad contactos-mail-agenda en Google. Gmail y Calendar también sincronizados con iPhone y sin problemas, aunque igualmente al iPhone le falta un hervido en el tema de la agenda.

Como ya estaba lanzado, me puse como reto no tener un sólo bit residente en el ordenador. Esto también vino un poco marcado por la necesidad, porque el portátil que utilizo para el trabajo está ya más viajado que Willy Fog y cualquier día no se despierta. Así que me instalé un par de discos duros virtuales en el escritorio: Dropbox y Zumo Drive. Por favor, no dejéis de hacerlo. Qué maravilla. Ya no necesito llevarme el portátil de vuelta a casa para trabajar en algunos archivos, o enviármelos por email o ir con los pendrive de arriba a abajo. Ya no me preocupo de las copias de seguridad ni de que mi viejo Acer vaya a cascar. Ambas aplicaciones las tengo también en el iPhone y es realmente cómodo colgarte ahí los planos de las ferias de negocios, la reserva del hotel o el billete para el avión. De hecho lo guay ahora es llegar a una azafata y sacarle el código de barras o QR del billete electrónico en la pantalla del móvil. Podrías llevarlo impreso en un papel, pero el papel es ¡taaan de los dos mil! ; )

Aunque para los archivos del trabajo me he pasado a la nube sin problemas, reconozco que los archivos personales del ordenador de casa los sigo teniendo en el disco duro externo. Aún tengo que preparar la estrategia de migración de los miles de fotos, pelis y vídeos almacenados. Aunque probablemente si me espero un poco ya no necesitaré toda la música, música, música, ni las pelis que copié de los servidores de los distintos proyectos por los que iba pasando y accederé a ellos en tiempo real, a un catálogo mucho mayor que el que yo pueda tener.

De momento la experiencia está siendo muy positiva, ya os contaré futuras evoluciones y descubrimientos. Y al menos hoy no me ha costado nada saber que canción os iba a poner...

 

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