Si bien es cierto que la alineación temporal de toda la humanidad tras varios siglos desparejada, al pasar los trayectos estelares de tener una duración de años a minutos, fue a su vez la chispa que desencadenó toda una serie de descubrimientos como la RTUQC (Comunicación Cuántica Universal en Tiempo Real, por sus olvidadas siglas en inglés, o qonexión como decimos en el día a día), las granjas solares de energía orbitales o la ultrabotánica extraterrestre, en mi humilde opinión el motor de antimateria constituye un hito indiscutible y uno de los pocos que contribuyó a modificar el curso de nuestra historia pero no por ello el más importante.
No quisiera alinearme por otra parte con las escuelas más reaccionarias (clásicas, como les gusta autodenominarse) de analhistoriadores, en las que se identifican los puntos de inflexión de nuestra civilización con los sucesos y descubrimientos acaecidos exclusivamente hasta el broche final del S. XX: el fuego, la rueda, la agricultura, la democracia, las máquinas a vapor, la computación, la fisión nuclear, el inicio de la era espacial, etc. La tesis de estas escuelas mantiene que los descubrimientos posteriores no son sino refinamientos de nuestros avances previos, tesis con la que no estoy de acuerdo en absoluto y me parece sencillamente una simplificación romántica.
Quedan más cerca de mi criterio descubrimientos como la fusión nuclear y la farmacogenética (S. XXI) que supusieron un impacto directo en la calidad de vida de millones de personas y quién sabe si incluso nuestra salvación como especie. Asimismo la hidrocristalización (uno de los tres pilares en la terraformación de exoplanetas), que estrenamos a gran escala con éxito en la transformación del continente africano en el S. XXIII, solucionando la desertización de milenios, estaría en mi opinión en la gran final de grandes descubrimientos. Y por supuesto, el control del último gran recurso por domeñar, la información, con su humilde evolución desde las primeras redes de datos del S.XX hasta su configuración en OmniData, inicialmente en modo externo y finalmente nano insertada en nuestras sinapsis en el S.XXVII.
Como apunte meramente anecdótico, quizá cada uno estaría tentado de escoger aquel descubrimiento que más le haya beneficiado o complacido a nivel personal, en mi caso me quedaría entonces con la comodidad de nuestros Unisuits (imaginad como sería antiguamente el cambio de ropa antes necesario para cada actividad del día) o la biónica, gracias a la cual mis rodillas de tritanio llevan 60 años ayudándome a ganar partidos de Rocketball.
Bromas aparte, me gustaría centrarme por último en el que a fecha de hoy, 32 de Haiko de 2.921, considero personalmente el invento tecnológico más importante de la historia. Concebido inicialmente hace 40 años como una red neuronal especializada para la minería rápida de asteroides y meteoritos, sus desarrolladores, Fran-Joseph Quao y Xu-White Fernandes de la Fundación Tecnológica de Nueva Marina en NGC 2787, pronto se dieron cuenta de la rápida evolución y mejora de la red al combinarla con las redes neuronales propias de los ingenieros de la concesión minera. La diferencia con los intentos previos de fusión neuronal fue que la conexión se realizaba de manera lateral con un algoritmo fractal. El éxito del proyecto fue tal que en apenas 10 años había pasado a programar no solo las extracciones mineras, sino todo el ciclo agricultor de su sector de la galaxia. Si avanzamos 10 años más, llegamos al histórico momento cuando el Rectorado de NGC 2787 consideró más eficiente ceder el gobierno de la galaxia completa a la red neuronal, por entonces conocida como AHNN (Red Neuronal Híbrida Avanzada, por sus siglas en inglés). La polémica hace 20 años fue considerable, aunque no dejó de considerarse una extravagancia más de los sistemas exteriores.
Sin embargo, en estos últimos años la red no ha dejado de evolucionar y crecer en sus atribuciones. Actualmente, son ya 5 las galaxias de la periferia nord-oeste que no solo han cedido la administración completa del sistema, sino que la conexión ha pasado a ser bi-lateral, con muchos de los integrantes asociados en modo continuo.
A pesar de que pueda considerarse por algunos una amenaza a la voluntad y el libre albedrío, estoy convencido que FELIX (For Ever Life In Xenogenesis, por su denominación actual) puede suponer el mayor avance en la historia de la humanidad, previniendo errores de gestión e ineficiencias y llevándonos más lejos, más fuertes y mejor.
Robin-Klaus Goldstein
Director de la Academia Análisis-Historia en Algoria, M88.